JUSTIFICACIÓN
Colombia es un país de contexto e historia marcada por la violencia, un país con grandes recursos naturales, con mucha diversidad cultural, con muchos problemas económicos, con alto porcentaje de corrupción y con gran pasividad. Su historia ha sido trazada por comandancias de países extranjeros que saben explotar mejor nuestros recursos, lo que ha generado exclusión, pobreza y desigualdad de gran magnitud.
Todos esos problemas se han generalizado y es común vivir con ellos y no preguntarse el por qué, y se ha diseminado como el peor virus, por campos, ciudades, veredas y todo lugar que sea potencialmente explotable en sus distintos entornos.
Conociendo ese contexto a partir de vivencias, lecturas y al estar en contacto directo con la ciencia, y diversas corrientes de pensamiento filosófico, es inminente ejecutar alguna o algunas acciones que le den un giro completo a la realidad que vivimos, y así alcanzar un poco de justicia, de libertad y de igualdad, o por lo menos construir los cimientos que llevaran a eso en un futuro.
Estos cambios se pueden plantear de diversas formas pero lo indudable es que sea cual sea la forma, esta va a encontrar muchos y grandes detractores y destructores, ya que el plantear un cambio social atenta directamente al estatus quo que muchos quieren promulgar.
Sin embargo creemos en una solución guiada por la educación como eje central, complementada con arte y cultura, en donde el arma fundamental sean los valores, la ética y en general la formación en pro de una transformación social digna. Creemos que la violencia está demasiado arraigada y hay que expulsarla de nuestro país, hay que entrar en la revolución de las mentalidades en donde prime la colectividad por encima de lo individual, en donde haya una verdadera democracia, sin que esto signifique un descuido o abandono de las individualidades que le dan sentido a la vida.
La educación en el país siempre ha sido relegada por un mero ejercicio de instrucción y preparación para la vida productiva, su enfoque transformador y moldeador de individuos críticos y creadores a perdido importancia frente a la capacitación científico-tecnológica que aleja a las personas de su condición de ser humano. Aparentemente la educación está en un lugar privilegiado, pero está al servicio del mercado, de la reproducción de las condiciones de existencia, ella se ha dedicado a generar mano de obra semi-calificada y a bajos costos y justificando esto con la necesidad de tecnificar y permitir el desarrollo, pero la realidad dista bastante de eso, el crecimiento económico de los poderosos no es sinónimo de desarrollo social, la producción de obreros no garantiza unas mejores condiciones económicas, la instrucción no es sinónimo de una verdadera educación preocupada por el pensamiento, la búsqueda de la verdad y la transformación del entorno para satisfacer las necesidades colectivas. Esa verdadera educación no es una prioridad en nuestra sociedad, esta relegada al pésimo lugar en el cual también se ha dejado a la cultura e incluso al arte, en los cuales se hace promoción y divulgación, pero son los medios masivos de comunicación los que determinan que es cultural y que es lo artísticamente aceptable, arte es lo que se vende en los medios y la cultura que debemos recuperar es la que se compra en un almacén de artesanías. Bajo estas condiciones pensar en desarrollo social parece contradictorio y es precisamente en éste entorno que se alimentan los miles de conflictos que aquejan nuestra sociedad.
Alentados por esta realidad y por el deseo de ver unos jóvenes con verdaderas posibilidades de vida, alejadas de la violencia, es que surge el proyecto. Primero reconociéndonos como actores y sujetos políticos de esta sociedad, situándonos en un lugar privilegiado al estar estudiando con recursos públicos y al ver la realidad desde un punto de vista distinto al oficial. Y segundo reconociendo nuestro deber de actuar más allá de un claustro, fundirnos con la gente de la ciudad, el país, el mundo y trabajar por que este privilegio le llegue a muchos más y así construir un tejido lo suficientemente fuerte para que se generen las contradicciones suficientes que conlleven a una transformación de fondo que cambie las mentalidades sumisas, pasivas e indiferentes.
Encontramos en la educación popular esa herramienta de inclusión y de participación social necesaria para darle sentido a la vida de tanta juventud desprevenida, creemos que la calidad humana y los valores se pueden fortalecer, desvirtuando así cualquier pensamiento de quietud e imposición que nos hacen creer que ya todo está dicho y hecho.
Sin duda alguna la educación democrática, incluyente, multicultural, digna y popular es la mayor justificación que pueda tener el proyecto, es desde la educación que podemos lograr grandes cambio tan influyentes que cambien la concepción de vida.